domingo, 19 de junio de 2016

El desarrollo, la desigualdad y el voto.

Según los estudiosos, los modelos son abstracciones intelectuales
que nos sirven para comprender y comparar aspectos concretos de parcelas de una realidad múltiple y plural.

La humanidad entera, en cualquier parte, en cualquier lugar y de cualquier modo, se encuentra sujeta a múltiples conflictos de intereses, legítimos e ilegítimos, donde la justicia y la igualdad son conceptos muchas veces mas teóricos que prácticos y la fuerza, legitima e ilegitima, denota mayor rotundidad.

Aunque podamos pensar que si, no vivimos en los tiempos mas desiguales.

Según los eruditos, la historia de la desigualdad es una historia paralela a la historia del desarrollo de la humanidad. Desde la aparición de la agricultura hace unos 40.000 años y el control sobre el excedente, después de las sociedades cazadoras y recolectoras, durante las sociedades agrarias, hasta la sociedades industriales, incluyendo el primer periodo de éstas (desde el S.XVIII hasta el S.XX) la desigualdad creció paralela al desarrollo, mayor desarrollo, mayor especialización y mayor desigualdad.

A partir de ahí, en las modernas sociedades posfordistas o posindustriales, a través de la organización de los Estados en Estados de bienestar, (Siglos XX y XXI) el nivel de desigualdad es inferior que en periodos anteriores.

¿Quiere decir esto que hoy no existe desigualdad? Nada mas lejos de la realidad. En cualquier momento de las sociedades humanas ha existido desigualdad desde, como antes fue comentado, hace 40.000 años con el descubrimiento de la agricultura, la aparición del excedente y el control de éste.

Lo que si es cierto, según los estudiosos a los que estudiamos en la universidad, válgame la redundancia, en sociología de la estratificación social, en los últimos siglos, apenas 200 años frente a 40.000,el desarrollo de la humanidad ha logrado lo que nunca antes, reducir la desigualdad.

He aquí todo un hito y una razón de peso para el ejercicio del voto, pues los Estados de bienestar, son caracterizados por las politicas sociales que aplican y una transformación de los mismos podría, quizá, revertir esta anecdótica inversión, de positiva a negativa, en la correlación entre las variables del desarrollo de la humanidad y el desarrollo de su desigualdad.

200 años de 40.000 suponen tan solo un 0,5% del tiempo. 
Quizá, desde un punto de vista estadístico excesivamente riguroso, siquiera suponga una muestra suficiente como para ser considerada una tendencia.

Esto podría ayudarnos, desde una visión desencantada de la realidad, a ser optimistas sobre el futuro, y porque no, sobre el presente. Aunque todos suframos o tengamos casos cercanos del sufrimiento de la pobreza y la desigualdad, en nuestras sociedades posindustriales o posfordistas, donde el logro tiene una importancia relativa significativa, que no absoluta, frente a la adscripción, la permeabilidad de los sustratos sociales permite a cualquiera, o al menos a bastantes, y de cualquier modo si fueran pocos deberían de ser mas y nunca menos quienes mediante sus capacidades y esfuerzos pudieran ubicarse en un posicionamiento mejor de la estructura social de la que todos formamos parte pues, como dijo Aristoteles : Un hombre capaz de vivir al margen de la sociedad es, o más que un hombre un semidiós, o menos que un hombre, algo parecido a una bestia.

Puede que nunca antes antes la desigualdad fuera atendida por los Estados de forma tal que a nivel general su tasa llegara a ser inferior que en etapas históricas precedentes, de las decisiones que hoy tomemos dependerá que en el presente, en el futuro inmediato y con mayor razón a largo plazo, el desarrollo de la humanidad y de la desigualdad entre ella siga siendo una correlación negativa donde más es menos y no una correlación positiva donde más es más.

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