viernes, 29 de abril de 2016

Posibilismo Vs Maximalismo


Uno de los primeros temas que abordamos en el estudio de los fundamentos de ciencia política, tras el previo estudio de las variables y las correlaciones, son los enfoques de investigación .

Como no podía ser de otra manera, su estudio parte cronologicamente  desde el conductismo, primera aportación que llegó de la mano de la psicología en las primeras décadas del S XX, con el se dejó de atender a la retórica de los actores sobre el interés general y se empezaron a estudiar sus intenciones; su mayor aportación fue precisamente la consolidacion de la disciplina como ciencia.

Unas décadas después fueron los economistas quienes pusieron un nuevo punto de partida en base a la teoría de la elección racional, segundo enfoque de investigación de la ciencia política.

Finalmente, el nuevo institucionalismo en sus distintas versiones, puso el acento sobre el efecto de las instituciones, formales e informales, como mediadoras entre el poder y el resultado político, determinandolo en gran manera.

Con tal variedad "y esto no es mas que una somera introduccion de parte de las mismas" de herramientas analíticas, podemos estudiar científicamente, tanto cualitativa como cuantitativamente, aquellas hipótesis que consideremos y descubriremos teorías en la medida en que sean susceptibles de comprobación y falsación, siempre de una manera tentativa y provisional, acorde a la evolución de la realidad misma.

Tratar de comprender la política y sus actores, superando el simple análisis de la retórica de éstos y buscando sus intenciones, deseos, objetivos y motivaciones, indagando incluso en los condicionantes culturales e históricos en la medida que resultan factores propiciantes, unas veces como causa necesaria y otras como causa suficiente, y simpre, en la medida de lo honestamente humano posible, cuidandonos de no recurrir a explicaciones reduccionistas, conscientes de nuestras limitaciones como objeto y sujeto de estudio, frente a la gran complejidad de la realidad.

La mayor parte de las personas, ajenas a estas cuestiones, suelen identificar lo que consideran "problemas" y rápida e intuitivamente les asignan soluciones.

¿Por que los representantes políticos no son capaces de aplicar lógicas similares y, de una manera rápida y eficaz, dar soluciones contundentes ante lo que resultan problemas obvios?

Esta, estimados lectores, es la cuestión que, como el título bien indica, motiva esta publicación.

Para comprenderlo mejor, pensemos lo siguiente, empecemos por analizarlo a la inversa, imaginemos lo "operativo" decisionalmente que podría resultar que todo el poder económico y coercitivo; ejecutivo, legislativo y judicial, estuviera en manos de una sola persona y que ésta no tuviera que competir con nadie por él, seria fácil suponer que, el supuesto dictador, pudiera acometer cualquier iniciativa con un grado de eficacia que cualquier proceso democrático o asambleario jamás lograría, principalmente en tanto a lo breve de los tiempos como en cuanto a lo contundente de las formas.

Figuremonos que tal dictador, sin reparo alguno frente a las presiones e intereses plurales y en aras de, lo que el considera, el interés general, actúa sin contenerse en su obrar por los intereses, derechos y libertades de cualquiera.

Como podemos deducir fácilmente de lo hasta ahora expuesto, tal eficaz actuar ha quebrado totalmente cualquier vicisitud de legitimidad democrática "la cual claramente al dictador no se le presumía", de respeto por nadie, ni por cualquier minoría, eso si, eficaz en su cometido "independientemente de cual fuera o si fuese justo" eficaz sería.

La democracia no tiene porque ser mas eficaz que la dictadura. Será mas digna, será mas justa.

La democracia tiene sus grandezas, un nivel de respeto hacia el individuo y las minorías que una dictadura, por su definición, jamás podrá tener, sistemas de revocación de mandato y, aunque también tiene sus problemas, será siempre mejor la peor de las democracias , con su posibilista proceder  "mediante la negociacion y el acuerdo", que la mejor de las dictaduras con su maximalismo incontestable.



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