jueves, 28 de septiembre de 2017

Cataluña y tú.



Es probable que el revolucionarismo propio de la juventud esté ligado a la visión idílica de las cosas, y sus cambios, que propicia la ignorancia; veces los cambios son para peor.

Pocos temas copan la opinión pública como Corea del norte y Cataluña en estos días. Llegando a ser desagradable el bombardeo mediático.

Los medios de comunicación forman la opinión de las mayorías ante las cuales las minorías discrepantes procuran pasar desapercibidas. Pocos querrían hoy pasear rojigualdas por Barcelona o lucir esteladas en Madrid; los resultados quizá puedan ser violentos.

Hace relativamente pocos dias, Ignacio Torreblanca rescataba, para un artículo de prensa, unas palabras del refranero español: "Que nadie se sorprenda por ver a un tonto descuernándose por una idea pues de diez cabezas, nueve embisten y una piensa"

¿Es acaso el destino de la humanidad, en cualquier nivel, en cualquier lugar, reducirlo todo a un conflicto de intereses, definido siempre como un juego de suma cero, donde o ganas o pierdes?

Sin espacios cooperativos de encuentro desde los que superar el enfrentamiento se hace de la confrontación una razón de estado, para unos, exaltados como futboleros, por el estado a conservar, para otros, ilusos como colonizados, ante la nación por crear.

Unos por defender su patria y otros para crear la suya.

Vaya...  y parecíamos un país moderno, europeo, avanzado... pero de nuevo no tardan en aparecer estos odios africanos que nos pinchan la burbuja de la consolidación democrática alcanzada, para algunos tras superar el 23F, para otros el otro día al alcanzar la simbólica cifra de los 40 años de democracia.

Hace 175 años el general Baldomero Espartero, en calidad de regente, bombardeó Barcelona desde el castillo de  Montjuïc para doblegar la rebeldía en la que se había declarado la ciudad.

"Vae victis" = ¡ Ay de los vencidos!.

Me preocupa tanto que quienes estén en posición de acercarse a tal azaña ignoren tal hecho histórico, como que otros, conociéndolo, pretendan obviarlo o sientan, en sus viscerales pulsiones, admiración por repetirlo.

¿Acaso gracias a tal suceso la situación hoy dista de ser parecida?

Como siempre, de la antigua Grecia pueden sacarse algunas observaciones sobre los modos de organización y convivencia, sobre su durabilidad en el tiempo pasado, sus ventajas e inconvenientes.

Durante su mandato al frente de la liga Delo-Atica, Atenas envío cleruquias (envíos de tropas de una ciudad a otra) a las ciudades que pensó oportuno para que intervinieran militarmente en la ciudad si se tomaban decisiones contrarias a sus intereses.

Del comportamiento imperialista de los atenienses el resto de los griegos dió clara protesta y los atenienses trataron de justificarse.

En Esparta no se produjo el fenómeno llamado "sinecismo" por el cual varias aldeas tendían a unirse en un régimen común, tal y como paso en Atenas por providencia gubernativa atribuida al rey Teseo.

Los lacedemonios se gobernaron siempre de forma federada, fueron durante toda su historia azote de tiranos y lograron mantener su patria a salvo por más de doscientos años.

Esparta, al frente de la liga del Peloponeso, ayudaba a sus aliados por la obligatoriedad que implica la dignidad del "hegemón", y termino venciendo a Atenas en la guerra del Peloponeso, aunque después de aquello ambas ciudades nunca fueron las mismas, más bien caricaturas de sí mismas.

Pensemos ahora si 175 años después Espartero y 40 años después de alcanzar ésta democracia, queremos una unión impuesta que pueda durar 70 años o un futuro conjunto por más doscientos años.

Evidentemente, la realidad es más ancha que este post, las posibilidades sobrepasan lo contemplado y el mundo tiene siempre la costumbre de adelantarse a cualquier expectativa, pillándonos desprevenidos.

Esperemos que, despistados, no se nos caiga encima cualquier "muro de Berlín" sin que seamos conscientes de la importancia del momento, cómo casi le pasa a algún Doctor mediático.

De cualquier manera, no perdamos la empatía para aceptar a quienes piensen antagónicamente a nosotros, lo contrario es una espiral de violencia e imposición donde ni el más fuerte, ni el más pequeño, tienen que ser necesariamente "el mejor".

En este caso, los españoles no necesitamos recordar la teoría arcaica del cambio de régimen según Hesiodo o Herodoto para entender la contradicción implícita del castigo divino cuando, compitiendo por el poder, tras una guerra civil, el agente de la injusticia se alza con el premio de la tiranía.

También en Grecia y según Tucidides, arrojando luz sobre tal contradicción, supera el argumento del castigo divino demostrando, sobre respaldo empírico, que la tiranía siempre fue precedida por el aumento de la riqueza, no deja de sorprender que se utilice como eslogan ser tal posición entre las economías de la zona.

Un saludo para todos y mucha suerte
Virtud y Honor.

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